Mexicano que rescata las raíces indígenas

Un hombre que se ha interesado por mostrar las tradiciones indígenas y las ha llevado a varias partes del mundo

Nicolás Echevarría es un reconocido cineasta y documentalista enfoca-do al ámbito indígena, sus obras se remontan a los años setenta, una época en la que nadie había hecho ni le interesaba este tipo de trabajo y en la que el apoyo institucional era muy escaso. Era él mismo quien financiaba sus proyectos y pasaba largas temporadas en las distintas comunidades indígenas para conseguir un retrato fílmico tan apegado a la realidad pero a la vez respetuoso.

Sus documentales Niño Fidencio, María Sabina, Poetas campesinos y Teshuinada, por mencionar sólo algunos, se han convertido en grandes clásicos del cine etnográfico mexicano.

Nacido en Tepic, desde niño estuvo en contacto con las comunidades indígenas por lo que ha  trabajado con huicholes, mazatecos, poporocas, yaquis e incluso con indígenas del sur de los Estados Unidos.

El mundo del cine

Su primer largometraje, María Sabina. Mujer de espíritu (1979), se acerca a la figura de la octogenaria curandera zapoteca y la presenta de una manera “natural y en plena libertad de movimiento que nunca posa para la cámara, simplemente se muestra, interactúa, conversa en su lengua nativa y realiza sus ceremonias mágicas.

Por otro lado, El niño Fidencio, es un documental realizado en 1981 que da testimonio acerca de los ritos y las experiencias de los curanderos que se dan cita durante distintas ocasiones al año en un poblado de Nuevo León llamado Espinazo. El culto de los fidencistas gira alrededor del milagroso campesino José Fidencio de Jesús Constantino Síntora, mejor conocido en todo el norte del país como el Niño Fidencio, quien alcanzó su mayor celebridad en la década de los años veinte.

Eco de la montaña

Así se titula su más reciente obra, la cual se estrenó el 12 de junio y ha sido ganadora del “Hugo de Oro” en el Festival Internacional de Cine de Chicago, seleccionado en la sección Native del Festival Internacional de Cine de Berlín edición 65, y nominado a dos premios Ariel: Largometraje Documental y Música Original.

Santos de la Torre, un artista huichol es el protagonista de Eco de la montaña, quien hace murales con chaquira y explica paso a paso el origen de esta cosmogonía de su pueblo.

A pesar de ser autor de un gran mural que se exhibe en el museo de Louvre en París, vive aislado e ignorado en su país. Este documental lo acompaña en su peregrinaje a lugares sagrados como Wirikuta, “El país del peyote” (en San Luis Potosí), donde pide permiso a los dioses para realizar un nuevo mural que ilustra aspectos de la historia, la mitología y las prácticas religiosas de su pueblo.

El mural de arte indígena, que funge como hilo conductor en el documental, se titula Pensamiento y alma huichol. Fue obsequiado a Francia en 1997, y Santos de la Torre no fue invitado ni siquiera a montar su obra, ni se mencionó su nombre y menos, se le remuneró por su trabajo, sin mencionar que la misma fue monta-
da incorrectamente.

“Desde muy joven he estado ligado al mundo indígena, en realidad nunca me he podido deslindar, y desde que estoy trabajando como cineasta me siento aún más cercano.”

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